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Full text of "ÁNGEL ÁLVAREZ CABALLERO-ARCHIVO"

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El- País. 24 de Julio, 1987. 


Flamencos en Rotterdam 


Se crea en el conservatorio de la ciudad holandesa la carrera de guitarra andaluza 


ÁNGEL ÁLVAREZ CABALLERO, Madrid 
El curso académico 1985-1986 fue impor¬ 
tante en el viejo caserón que ocupa el 
Conservatorio de Música de Rotterdam, 


Holanda, en el número 122 de la calle de 
Pieter de Hoochweg. Por primera vez en 
su historia se oyeron en esta institución 
toques de guitarra flamenca. Se iniciaba 


el primer curso de una carrera de guitarra 
flamenca. Nada parecido se da en ningún 
otro lugar del mundo, ni siquiera en Espa¬ 
ña. Ni en Andalucía. 



..—— ¿-5í¿------ 

El bailaor Faiquillo en una clase práctica de acompañamiento al baile. 


En los últimos días del pasado 
mes de junio finalizó el segundo 
curso, y la experiencia parece 
satisfactoria. Más de 20 alum¬ 
nos entre los dos cursos han de¬ 
mostrado su interés vocacional 
por esta enseñanza, que algu¬ 
nos cursan con sacrificios tan 
considerables como tener que 
desplazarse cada día de clase 
desde su lugar de residencia 
(Amsterdam, Utrecht, La 
Haya...) hasta Rotterdam. 
Aparte el coste de la matrícula, 
que no es barato: 1.000 florines, 
unas 60.000 pesetas. Y no fal¬ 
tan quienes también trabajan. 

Los alumnos son casi todos 
holandeses; algunos tan entu¬ 
siastas por el flamenco que se 
pasan el curso ahorrando para 
darse una vuelta por Andalucía 
cada verano para impregnarse 
de cante, baile y toque. Hay un 
andaluz, hijo de andaluces in¬ 
migrantes; uno o dos italianos; 
hay una holandesa casada con 
un español que dentro de unos 
años piensa regresar a España, 
y entonces ella dará clases de 
guitarra... ¡en Cádiz! 

Recientemente, en el curso 
de un viaje que hice a Holanda, 
hubo una sesión de trabajo de 
los alumnos, y era admirable la 
seriedad con que afrontaban su 
trabajo. No se trata de pasa¬ 
tiempos ni de veleidades seme¬ 
jantes, sino que todos ellos pa¬ 
recen haber decidido dedicar su 
vida a la guitarra flamenca. Se 
quejan de las dificultades que 
tienen que vencer para desarro¬ 
llar este aprendizaje allí: no les 
llegan grabaciones ni libros so¬ 
bre flamenco; todo se lo tienen 
que procurar por conductos atí¬ 
picos. 

Pero ellos siguen adelante 
sin desaliento. La noche ante¬ 
rior, los alumnos más avanza¬ 
dos dieron en el conservatorio 


un concierto, y se produjo la 
gran sorpresa, porque cierta¬ 
mente nadie esperaba oír unos 
sonidos —mejores o peores, 
eso no hace al caso ahora, y al¬ 
gunos fueron francamente dig¬ 
nos— tan propiamente flamen¬ 
cos. Entre el público había es¬ 
pañoles, como el grupo de la 
Casa de Andalucía de Utrecht. 

La iniciativa de creación de 
esta carrera de guitarra flamen¬ 
ca partió del director del Con¬ 
servatorio de Rotterdam, John 


Floore, un hombre que ha dado 
una gran vitalidad al centro, 
con virtiéndolo en encrucijada 
de las más diversas culturas del 
mundo, del jazz a la ópera de 
Pekín. Enamorados de España 
tanto él como su mujer, cada 
verano vienen a Andalucía. Y 
así fue como surgió la idea de 
impulsar los estudios de guita¬ 
rra flamenca desde el lugar en 
que mejor podía hacerlo: el 
conservatorio por él dirigido. 

Floore conocía al guitarrista 


cordobés Paco Peña por haber¬ 
le escuchado en algunos con¬ 
ciertos, y le llamó para poner el 
proyecto en marcha. Peña lo 
acogió con entusiasmo, pues 
iba muy de acuerdo con su tem¬ 
peramento de hombre ducho en 
sacar adelante causas perdidas, 
como ese Festival Internacio¬ 
nal de Guitarra que cada mes 
de julio organiza y dirige en su 
ciudad natal casi sin ayudas, y 
que este año celebrará su sépti¬ 
ma edición con la presidencia 
de honor de los Reyes. 

Paco Peña, que vive en Lon¬ 
dres y ha desarrollado la mayor 
parte de su carrera en el extran¬ 
jero, diseñó el plan de estudios 
y dirige y supervisa los mismos. 
Él acude a Rotterdam una vez 
al mes y marca las pautas a 
seguir. 


Continuidad 


La continuidad del programa 
de enseñanza la garantizan sus 
dos más estrechos colaborado¬ 
res: el holandés Hans van Goch 
y el chileno Ricardo Mendevi- 
lle. La carrera constará de cin¬ 
co cursos para obtener el diplo¬ 
ma de profesor y de seis para el 
de concertista. 

La asignatura principal de 
todo el programa es, por su¬ 
puesto, la guitarra flamenca, 
con clases particulares y en gru¬ 
po, y en las variantes de acom¬ 
pañamiento al cante y al baile, 
en concierto y la enseñanza de 
la misma, según los casos. Lógi¬ 
camente, en Holanda no suele 
haber cantaores y bailaores, por 
lo que las clases de acompaña¬ 
miento a los mismos no son fre¬ 
cuentes, ya que deben llevar ex¬ 
presamente los artistas corres¬ 
pondientes, lo que encarece la 
enseñanza. 


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